"Me parece que se queda con hambre"; "me dijo mi mamá que ya tiene edad suficiente"; "quiero que me deje dormir de noche". Frases como estas escuchan los pediatras; y en ese caso, los bebés tienen suerte, porque él podrá explicarle a la mamá que hasta los seis meses su hijo no necesita otra cosa que la teta. El problema es que muchas veces el pediatra no se entera... o los padres no hacen caso.
Es lo que indica un estudio recientemente publicado en la revista "Pediatrics", de la Academia Americana de Pediatría: más del 40% de los bebés reciben comida antes de cumplir los seis meses. Otro riesgo que arroja el estudio: es más frecuente que los alimentados con fórmula reciban alimentos sólidos antes de lo indicado en comparación con los amamantados. Los datos fueron provistos por más de 1.300 mujeres con bebés chicos: alrededor del 24% de las que lactaban con exclusividad y el 53% de las que alimentaban a sus bebés con fórmula introdujeron alimentos sólidos temprano.
Por qué no
Se aconseja esperar porque los bebés no están listos, desde el punto de vista del desarrollo, para comer alimentos sólidos antes. "Hay que ayudar a las mamás a entender que la frase 'se queda con hambre' es una apreciación subjetiva. Si las curvas de crecimiento del bebé son normales, aumenta de peso según lo esperado, significa que no pasa hambre", afirma el pediatra Eugenio Castagnaro, pero reconoce que muchas veces cuesta convencerlas. "Es, también, una cuestión generacional. Las recomendaciones de la OMS, asumidas por la Sociedad Argentina de Pediatría y por el Ministerio de Salud de la Nación, son claras desde 2001 e implican un nuevo concepto filosófico-nutricional. Hace 25 años les daban papillas a los tres meses; ya ningún pediatra aconseja eso, pero sí puede haber abuelas que, con la mejor intención, sigan reproduciendo el modelo. La Alimentación Complementaria Oportuna (ACO) implica todo un cambio: es un proceso no solo nutricional sino educativo, y el bebé debe estar listo para vencer la neofobia (el rechazo por lo nuevo)", explicó.
Paciencia y participación
La recomendación es iniciar el proceso a partir de los seis meses, cuando ya es activo, curioso, se puede sentar, manipula objetos...
Además, según explicó la pediatra Alicia Curia, recién entonces su aparato digestivo ha alcanzado la maduración que le permitirá absorber los nutrientes. "Comenzar antes puede favorecer intolerancias, o desarrollar enfermedades como alergias o celiaquía", explicó.
El proceso puede ser rápido o durar meses, por eso exige paciencia y respeto por sus tiempos. "A los seis meses empecé a darle a Sofía las papillas, pero nunca le gustaron demasiado", contó Mónica Mazzuco, joven mamá de Villa Mariano Moreno. "En cambio, una vez que probó la carne ya quiso comerla siempre. Se la tengo que mezclar con las verduras, con el arroz... Es decididamente carnívora", relató, divertida. Por su parte, Roberto y Analía Pallotto, que viven en Alta Gracia (cerca de El Timbó), tienen dos chicos: una nena de 8 y un bebé de poco más de seis meses. "Con Melina fue más fácil; a veces, mirando atrás, parece que hemos exagerado: a los 7 meses ¡le encantaba la tripa rellena!", cuenta el padre. Analía replica, rezongando un poco: "eso no va a volver a pasar... y Agustín va a estar chocho, me parece: es mucho más lechero. No le interesa para nada soltar la teta...".
Lo que sucede con Sofía y pasó con Melina tiene sus razones: empezar a darle comidas sólidas recién a partir de los seis meses permite darle "casi" de todo: entonces se acostumbran desde el principio a la diversidad de texturas, colores y sabores. El "casi" se relaciona con los alimentos que no se recomiendan antes del año porque son altamente alergógenos: tomate, pescado, chocolate, etcétera.
Que a muchos bebés les pase como a Agustín y se resistan a soltar la teta también tiene (además del hecho de que "a nadie le amarga un dulce") sus razones: el proceso de educación alimentaria necesita tiempo. Cuando el bebé no es el único que requiere atención, la situación puede ser más estresante. Y conviene que las mamás estén tranquilas respecto de eso: empezar a partir de los seis meses, es la consigna. ¡Y que eso lleve el tiempo que haga falta, mientras la teta siga disponible!
RECOMENDACIONES DE LA OMS
- NO ABANDONES LA LACTANCIA.- Introducir los alimentos no implica dejar la teta: la Organización Mundial de la Salud recomienda continuar la lactancia frecuente y a demanda al menos hasta los dos años de edad.
- LA CANTIDAD- Comenzá con porciones pequeñas (un par de cucharaditas) y aumentá la cantidad a medida que tu bebé "se entusiasme". La energía necesaria proveniente de los alimentos complementarios para niños de entre los 6 y 8 meses con ingestas "promedio" de leche materna es de aproximadamente 200 kcal al día.
IR VARIANDO- Aumentá la consistencia y la variedad de los alimentos conforme tu bebé va adaptándose: Empezá con alimentos semisólidos, como purés, yogur, papillas, pero poco tiempo después, a los 8 meses, podrá consumir alimentos que se pueden comer con los dedos: galletitas, trocitos de banana, etcétera.
- LA FRECUENCIA.- Aumentá el número de veces que le das a tu bebé alimentos complementarios según va creciendo. entre los 6 y los 8 meses, calculá tres veces por día. No olvides que, además de comer, está aprendiendo.
- DIETA VARIADA.- También por ello conviene que incorpores pronto un abanico amplio de sabores y nutrientes: a los seis meses ya pueden comer carnes rojas y blancas, verduras hervidas y procesadas, papillas, purés. En cambio, evitá darle bebidas o jugos de bajo nivel nutritivo.